La reunión llevada a cabo el viernes pasado entre Units per Avançar, La Lliga i Lliures, con el PSC ha puesto de relieve la disparidad de criterio que reina en esta parte del espacio catalanista, que rechaza con claridad que la independencia sea una opción recomendable, lo que marca la diferencia con el Partit Nacionalista Català.
Esta reunión, a la que asistieron tanto el primer secretario de los socialistas catalanes como el actual ministro de Sanidad y secretario de organización del PSC, Salvador Illa, por videoconferencia, manifestó que cada uno de esos tres partidos presentan una línea sustancialmente diferente. Dos de ellos, Units y Lliures, manifiestan su voluntad de ser componentes subalternos del espacio socialista, si bien con formulaciones diferentes que responden a la lógica de su situación. Units plantea el mantenimiento de su alianza vigente y por tanto defiende lo que podríamos llamar «los derechos adquiridos» y en todo caso señala que si las otras formaciones quieren participar, lo harán a título personal y no de partido. De este modo quiere señalar su posición destacada en este ámbito subalterno. Lliures, de la mano de Antoni Fernández Teixidó, plantea un pacto del conjunto de partidos catalanistas con los socialistas. Es una manera de reforzar su posición, que sin duda es la más débil, y de revalorizar sus siglas. En todo caso la característica común a ambos es que entregan su presente y futuro a las manos del PSC, lo que significa a manos de Sánchez y todo lo que este hecho implica desde el punto de vista de su propuesta política para España, es decir, también para Cataluña y la lógica de sus alianzas con Iglesias y Colau.
La Lliga por su parte presenta una opción del catalanismo de centro diferenciada electoralmente del PSC pero dispuesta a colaborar con él para construir una alternativa de gobierno. Sería la única fuerza que a estas alturas todavía plantearía la especificidad del catalanismo como opción política sin necesidad de acudir a la muleta del PSC.
Convergents, la cuarta pequeña formación, no estaba presente en las conversaciones dada la dimensión y afectación creciente con el posible delito de blanqueo de dinero como consecuencias de las declaraciones del tesorero del CDC, Daniel Osacar, en la época en que Germà Gordó , la persona más destacada de Covergents, era gerente del partido.