El otoño está a punto de llegar y habremos dejado atrás el calor. Pero este no es un motivo para quedarse encerrado en casa. Hay demasiados lugares de interés en Cataluña para hacer salidas y disfrutar. Quizás ir a la playa o bañarse en alguna poza ya no es la mejor opción para disfrutar de los días festivos, pero en Cataluña hay muchísimas alternativas para aprovechar plenamente el otoño.
Desde hacer excursiones a ir a buscar setas, pasando por disfrutar de la caída de las hojas en los valles más espectaculares de nuestro país. Os dejamos 10 lugares con encanto en Cataluña para hacer planes irresistibles antes de que llegue el frío de verdad. (¡Y sólo es una pequeña muestra de todo lo que se puede llegar a hacer!)
1. La Fageda d’en Jordà, la Garrotxa
Evidentemente, si hablamos de otoño y de parajes espectaculares de Cataluña, no puede faltar la Fageda d’En Jordà, uno de los mejores lugares naturales para visitar en Cataluña. En esta época del año es cuando presenta la imagen más espectacular, con las variaciones cromáticas del follaje, que pasa de tonos verdes a ocres, rojizos, dorados y castaños. La Garrotxa es tierra de volcanes, y este lugar es una maravilla natural creada por un tipo de haya muy especial, que ha crecido precisamente sobre un terreno de lava que proviene de una erupción del volcán Croscat. Esto le permite tener una humedad ideal para su crecimiento.
Hay varios caminos que recorren y atraviesan el hayedo, con varios tipos de dificultad. Pero todos tienen en común que están en un terreno ondulado que serpentea, que parece salido de un cuento de hadas. ¡No os dejéis la cámara! El poeta Joan Maragall no pudo evitar dedicar un poema a la belleza de esta tierra. Y, de hecho, una de las rutas de la Fageda d’En Jordà lleva su nombre. ¡A ver si la conseguís encontrar!
2. Castellfollit de la Roca, Girona
Una fotografía espectacular es el riscal basáltico de 50 metros de altura y un kilómetro de longitud sobre el que se encuentra la pequeña población gerundense de Castellfollit de la Roca. Esta pared, enorme, es la consecuencia de la erosión entre los ríos Fluvià y Toronell sobre los restos de las corrientes de lava que hace miles de año hubo en la zona, y que tanto han marcado la historia local. De hecho, los vecinos viven literalmente al borde del precipicio. Sin lugar a dudas, uno de los más increíbles lugares de Cataluña con encanto.
Al final de la colada basáltica se encuentra la iglesia de San Salvador, y su perfil, pegado al abismo, es sencillamente espectacular, al igual que lo son las casas flotantes en lo alto del riscal. Este municipio, de aires medievales, es uno de los más pequeños de España (sólo 1 kilómetro cuadrado), es único, y tiene una belleza casi sobrenatural. Está formado por plazas y calles estrechas, construidos con piedra volcánica. Desde lo alto de la pared las vistas son espectaculares.
3. El parque del Montseny
El parque del Montseny es otro de los tesoros catalanes. Es un espacio natural de gran riqueza ecológica y geológica, y fue declarado Reserva de la Biosfera por la UNESCO en 1978. Allí encontraréis grandes paisajes impresionantes en bosques, valles y pueblos. Eso sí, repartidos en tres comarcas: el Vallès Oriental, Osona y la Selva.
El Montseny tiene una variedad de naturaleza infinita, llena de colores. Tiene encinas, alcornoques, robles, pinos e incluso se pueden encontrar abetos en las zonas más altas. El Montseny es uno de los mejores lugares para visitar en Cataluña con niños y tiene una infinidad de espacios para visitar, y cada uno es tan mágico como el anterior. Desde Collformic hasta el Pla de la Calma, pasando por el Matagalls, Tagamanent o el Turó de l’Home. No os lo perdáis.
4. ¿Cazadores de setas?
Otoño también es sinónimo de setas. Con la llegada de las lluvias, los bosques catalanes se llenan de setas, pero también de buscadores de setas. Seguramente los más aficionados a esta tradición micófila tienen muy claro cuáles son las zonas para moverse, pero aun así, nos tomamos la libertad de recomendar algunos rincones de Cataluña.
Si lo que buscáis son palomitas, negrillas, níscalos o rebozuelos, coged el cesto y preparaos para llenarlo. El triángulo que forman Sant Martí de Tous, Santa Coloma de Queralt y Bellprat ofrece frondosos pinares, con áreas de umbría y de solana, que permiten recoger setas en diferentes momentos del otoño. Ahora bien, no son las únicas zonas por donde os podéis mover si queréis encontrar todas las especies.
5. Puigsacalm
Si lo que os gusta es hacer excursiones, subir al Puigsacalm es imprescindible en esta época del año. Es una de las montañas más conocidas de Cataluña, y está situada en la Vall d’en Bas, en la Garrotxa. Tiene 1.515 metros de altura, el punto más alto de la Cordillera Transversal. Si os animáis a subir, podréis disfrutar de unas excelentes vistas a las cumbres y las sierras del Principado. En un día claro, en una panorámica de 360° se puede ver buena parte de la geografía nororiental catalana, desde la Bahía de Roses al Este o el Pedraforca y la Sierra del Cadí al Oeste, y el Canigó y el Puigmal al Norte o el Montseny y Montserrat al Sur.
Hay varias rutas para subir al Puigsacalm, pero seguramente la más conocida es la Collada de Bracons, que es el camino más frecuente para llegar a la cota más alta de la montaña. El hecho de encontrarse a caballo de las comarcas de Osona y la Garrotxa hace que su ascensión sea imprescindible para cualquier excursionista.
6. Castell de Cardona
Si lo que os apasiona es la historia, no os podéis perder el Castillo de Cardona. Es la fortaleza medieval más importante de todo el territorio catalán, y una mole imponente que lleva más de 12 siglos dominando toda la zona. Guifré el Pilós (Wifredo el Velloso) fue el encargado de construir este espectacular castillo, que fue propiedad de los duques de Cardona, una de las familias más poderosas de la Corona de Aragón.
Actualmente es un Parador de Turismo, y esto significa que además de visitar sus torres, la iglesia románica que tiene o el claustro, también se puede dormir entre sus muros milenarios. Ahora bien, cuidado de no ir a parar a la habitación 712, que parece que está encantada por la leyenda del espíritu (o espíritus). Por otra parte, si vais a Cardona, no dejéis pasar la posibilidad de visitar sus minas de sal.
7. Barcelona
Si no os gusta mucho moveros y sois de Barcelona, también tenemos el plan perfecto para vosotros. La ciudad condal tiene varias zonas con encanto, pero para la época de otoño es muy recomendable ir a dar un largo paseo por el Parque de la Ciutadella. Un desayuno en el césped con la chaqueta puesta es uno de los grandes placeres, ahora que todavía no hace demasiado frío.
Pero Barcelona también tiene otros lugares mágicos para visitar. Si lo que deseáis es hacer una salida en familia, podéis ir al Zoo, al Aquàrium de Barcelona o al museo del Barça, donde los niños disfrutarán muchísimo. También existen alternativas más culturales, como el museo Picasso, la Pedrera, el Cosmo Caixa o el Caixa Forum. Si os apetece unas buenas vistas, podéis subir hasta el Castillo de Montjuïc, y una vez allí, acercaros al Pueblo Español. Finalmente, si buscáis una experiencia más espiritual, podéis visitar la Sagrada Familia.
8. Parque Natural del Alto Pirineo
El otoño hace acto de presencia sobre todo en los bosques dominados por árboles de hoja caduca, que ofrecen un espectáculo cromático único, que enriquecen el paisaje con cientos de colores. Y el Parque Natural del Alto Pirineo ofrece muchísimos destinos para disfrutar de esta maravilla. El valle de Bonabé, por ejemplo, es perfecto para visitarlo durante la segunda quincena de octubre y la primera de noviembre. Podeís elegir el itinerario circular entre Potariets-Vernets, donde descubriréis todos los secretos del oso, o el Pla de Perosa, desde donde tendréis una vista espectacular del valle. Cuando hablamos de lugares bonitos de Cataluña, el Parque Natural del Alto Pirineo no puede faltar.
También podéis elegir el Valle de Noarre, que en otoño viste sus abedules de tonos amarillos y naranjas. Podéis ir al Mirador del cuervo, a sólo media hora del refugio de la Pleta del Prat. Otro destino es el Pla de Boavi, un lugar especial todo el año, pero en otoño se puede ver un fuerte contraste entre las montañas y las laderas ariscas que rodean el plan, por donde discurre el río amansado. En el Vallat de Estaon podréis disfrutar de un paisaje ganadero y de la coloración de un bosque mixto de avellanos, abedules, robles y álamos. El Valle de Esterri de Cardós es un placer para la vista, con árboles de hoja caduca que tiñen de colores todo el paisaje (hay varios itinerarios). Pero no os quedéis sólo con estos valles, porque en el Parque Natural del Alto Pirineo hay muchos otros que valen igualmente la pena.
9. Montserrat
Este es un destino muy común en cualquier época del año, pero siempre vale la pena recordarlo. Montserrat es el corazón de Cataluña, y sus paredes son un perfil inconfundible, que se ve a kilómetros de distancia. Los picos rocosos le dan un aspecto de sierra, y se convierten en el foco de atracción permanente para excursionistas y escaladores. Se puede subir con telecabina o funicular y, por supuesto, a pie. Subid a la cima de Sant Jeroni (1.236 metros), acercaos a la Roca Foradada, y entrad en las Cuevas de Salitre de Collbató que se esconden en su interior.
Arriba encontraremos la abadía benedictina que acoge a la virgen de Cataluña, la Moreneta, que hace siglos que está en este punto de peregrinación. No os podéis ir sin darle un beso, y tampoco sin escuchar a la escolanía de Montserrat durante la misa que se celebra en la Basílica.
10. Paseo Maristany
Si visitáis Camprodon, no os olvidéis de pasear por el Paseo Maristany. Es obra arquitectónica de Francesc Carles Maristany en 1923 como resultado de la urbanización de una parte de los terrenos de Can Aulí, una masía que el mismo Maristany compró para construir la residencia familiar.
El paseo tiene un encanto particular, rodeado por casas hechas por arquitectos como Duran i Reynals, Coderch, Mitjans o Sagnier, entre otros. Tiene una anchura de 20 metros, y toda la parte central, de hierba, está dedicada a los peatones. El paseo está bordeado de árboles, entre los que cabe destacar las hayas alternadas discretamente con plátanos falsos y castaños de indias. Podemos encontrar edificios destacados como Can Ballvé (Les Heures), Can Font de dalt, Can Guasch, Can Farrés (Vora de Ter), Can Garcia Nieto (El Robledal) o Can Maristany. Actualmente el paseo Maristany está catalogado en el Inventario de Patrimonio Arquitectónico.
1 comentario. Dejar nuevo
Un post muy completo para visitar Cataluña en otoño.