El actual presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, todavía va por detrás del demócrata Joe Biden en los sondeos. Pero en las últimas semanas se han producido varios hechos que aumentan sensiblemente las posibilidades de que el republicano vuelva a ganar las elecciones.
1. La deriva extremista de los ideólogos demócratas
En los últimos meses, una parte del movimiento Black Lives Matter ha derivado hacia posiciones extremistas alejadas de las cuestiones de justicia racial y social.
Al dar el visto bueno a tesis como que todos los blancos son necesariamente racistas y que su silencio es violencia, la intelligentsia progresista ha acabado ganándose el rechazo del ciudadano medio estadounidense.
Numerosos estadounidenses que simpatizaban con el movimiento antirracista han visto con incomprensión cómo después de abatir las estatuas de los líderes de la Confederación llegaba el turno a los padres de la nación, a Cristóbal Colón o Theodore Roosevelt. Personajes profundamente arraigados en el imaginario colectivo estadounidense.
Las maniobras estrafalarias de discriminación positiva, como la decisión del New York Times de escribir «Negro» con N mayúscula y «blanco» con b minúscula, han costado también de digerir.
Ante esta deriva, Trump ha jugado desde el principio las cartas de la ley y el orden y del respeto al patrimonio histórico de los Estados Unidos. No sólo eso, sino que ha reaccionado rápidamente enviando refuerzos federales a las ciudades más afectadas por los disturbios, incendios y saqueos.
2. La promesa de un Tribunal Supremo conservador
El apoyo de una parte del electorado conservador de Trump se ha erosionado por la mala gestión de la pandemia de Covid. Por ejemplo, numerosos jubilados, más expuestos a la enfermedad, han dudado en mantener su voto por el republicano.
Pero la muerte de la juez liberal del Tribunal Supremo Ruth Bader Ginsburg la semana pasada podría cambiar todo esto.
Por primera vez en muchos años, la máxima instancia judicial del país podría tener una mayoría sólidamente conservadora. El equipo de Trump no ha perdido ni un segundo y ya ha anunciado que propondrá a finales de semana una candidata para sustituir a Ginsburg.
De forma inteligente, Trump ha precisado que será también una mujer. Lo que no ha dicho de forma tan clara es que será de confesión y valores sólidamente cristianos. Un cóctel que entusiasmará a las bases conservadoras.
Tras décadas de dominio progresista, los republicanos y sus simpatizantes han acabado entendiendo el peso crucial de este tribunal. No sólo a la hora de modificar la legislación vigente, sino también de orientar los objetivos de política familiar y social, e influir en la opinión pública.
3. Competición con China y fortaleza de la economía estadounidense
Donald Trump ha sido el primer presidente estadounidense que ha tratado a China como lo que es: una potencia autoritaria en auge que oprime a sus ciudadanos y persigue una agenda expansionista a nivel internacional, abusando y aplicando la coerción siempre que puede.
En Washington, tanto demócratas como republicanos están de acuerdo en que hay que endurecer el tono hacia Pekín. Pero ha sido Trump quien ha desplegado importantes medios para contrarrestar la influencia creciente de esta potencia rival.
Entre los logros de la política de Trump para contener a China figura el toque de alerta y la subsiguiente revisión de los contratos con Huawei en los países europeos para construir la red 5G. Otro ejemplo es el acuerdo para hacer de la china TikTok una empresa puramente norteamericana que guardará los datos de sus usuarios mundiales en territorio estadounidense.
A pesar de que muchos observadores ven en la guerra comercial contra China una muestra de los peligros que supone Trump, la realidad es que el presidente estadounidense aplica una política coherente y realista que está dando frutos.
No sólo eso, sino que Trump ha calado en los industriales estadounidenses un relato de competencia que acelerará la innovación y el crecimiento económico del país. El actual presidente ha conseguido así que los Estados Unidos se encaucen para evitar que los chinos los sobrepasen en numerosos sectores.
En un contexto económico mundial fuertemente marcado por el Covid, la motivación de vencer a China puede ayudar mucho a la economía norteamericana. De hecho, previsiones recientes de crecimiento como la de Goldman Sachs prevén una recuperación económica más rápida de los Estados Unidos. Con una tasa de desempleo que sigue bajando más rápido de lo previsto, Trump recuperará también votantes económicos.
4. El fenómeno del voto oculto
Como Converses detallaba en un artículo reciente, la actual campaña electoral parece estar más marcada que nunca por el fenómeno del voto oculto o secreto.
En ciencia política, el problema estadístico del voto oculto define una situación en la que los encuestados evitan dar una respuesta que piensan puede generar rechazo social.
Una encuesta realizada el pasado mes de julio concluyó que el 62% de los estadounidenses están de acuerdo con la afirmación «el clima político actual me impide decir cosas que creo».
Sin sorpresa, los únicos que se sienten mayoritariamente seguros para expresarse son los defensores de lo «políticamente correcto», los que se sitúan a la izquierda del espectro político. En cambio, el 77% de los conservadores afirma no poder expresarse libremente.
Además, diversas encuestas dan a Biden como vencedor, pero cuando preguntan a quién piensa el encuestado que sus vecinos apoyan, Trump avanza a Biden.
5. Un nuevo tono reconciliador
Este verano se ha producido un cambio de tono de Trump muy poco comentado en la prensa. El 4 de julio, Día de la Independencia, el presidente hizo uno de sus discursos más unitarios al pie del Monte Rushmore. Trump evocó las grandes figuras de la historia norteamericana, de todas las razas y épocas.
Este tono conciliador ha impreso desde entonces un cambio real en la narrativa del equipo de campaña de Trump. ¿Será este el responsable del incremento en la intención de voto de los estadounidenses de origen hispánico?
En definitiva, a pesar de su mala gestión de la crisis sanitaria, Trump parece haber encontrado los buenos argumentos para vencer a los demócratas: ley y orden, pero también orgullo de ser norteamericano y confianza en las capacidades de los Estados Unidos para emplear a todos y hacer frente a China.
Trump ha encontrado los buenos argumentos para vencer a los demócratas: ley y orden, pero también orgullo de ser norteamericano y confianza en las capacidades de los Estados Unidos para dar trabajo a todo el mundo y hacer frente a… Share on X