El PSOE tiene una mayoría relativa muy precaria en el Congreso. De ahí su alianza y dependencia con Unidas Podemos. Y de ahí también la progresiva definición de una estrategia que le permita sin grandes mejoras electorales el control del espacio político español. Una parte de este camino ya fue hecho incluso de forma involuntaria. Fue el sorprendente éxito de la moción de censura a Rajoy y la elección de Sánchez por una heterogénea mayoría, al menos contemplada desde la perspectiva de la capital de España. En ello tuvo un papel importante precisamente Marta Pascal, y este es uno de sus activos. Es la mujer que hizo posible que el socialismo llegara al poder en España. No ella sola, claro, pero sí necesariamente ella. Después, los movimientos del tablero y las encuestas han abierto variaciones a añadir a esta mayoría inicial, muy estable por la banda del PNV, y siempre con un alma en cuanto a ERC. Esta nueva variante es Cs.
Lo apuntaba con toda claridad el subdirector de La Vanguardia y hombre del diario en Madrid, Enric Juliana, un gran conocedor de la política española, cuando apuntaba este domingo las posibilidades de un entendimiento de Cs con el PSOE, que le podrían proporcionar a esta formación, hoy en decadencia, la presidencia de la comunidad de Madrid para su cabeza de lista y actual vicepresidente en el gobierno del PP, Ignacio Aguado. También podría hacer saltar el gobierno andaluz configurando una nueva opción entre un socialismo sin Susana Díez (que Juliana apuntaba nada menos que podría ir de ministro de Defensa), con un nuevo candidato socialista en la Junta. Estos hechos darían aire y puestos de trabajo a un Cs reducido a la mínima expresión y podrían dinamizar sus futuras expectativas electorales. La contrapartida de todo ello sería convertirse en una pata más del apoyo al gobierno Sánchez.
Pero no acaba aquí la historia, todavía queda una tercera operación en Cataluña. Aquella que no le reste votos al PSC y permita configurar una alternativa que venga a reproducir a escala reducida la extinguida CiU. Sería la opción formada por PDeCAT, que tiene cuatro diputados en Madrid que valen su peso en oro, el PNC, que tendría por delante la persona de Marta Pascal que ha hecho posible el actual gobierno, y Units, que sería la reposición de UDC. Esta opción no competiría mucho o nada por los votos que se refugiaron en Cs y que ahora irán al PSC, sino por los decepcionados con el independentismo, entre 125.000 y 300.000. Pero para alcanzar este capital electoral hay que pasar primero por caja y pagar el costo alto de unas elecciones. Y aquí es donde entraría en juego la lógica socialista, facilitando vías para financiar esta opción. Entonces el panorama quedaría completo y se habría creado una galaxia de pequeñas formaciones a izquierda y derecha, en el País Vasco y en Cataluña, que tendrían como centro gravitacional el PSOE. No hay que ir más allá con el símil galáctico, porque si no acabaríamos recordando que en los centros de la galaxia no suele haber un sol, sino un agujero negro que tiene la mala costumbre de atraparlo todo.
En el tablero electoral quedarían unos 370.000 votos, según el experto Carlos Castro, que votaron como refugio Cs y ahora de momento van a la abstención, nada fácil de ligar con el independentismo arrepentido. No votarán PP, ni Carrizosa, ni Vox, pero no tienen alternativa si no se acaba concretando la que pueden configurar la Lliga y Lliures.
Si las elecciones fueran en noviembre, todo este espacio quedaría muy colgado. Si son en febrero, los resultados estarán en función del trabajo realizado.