La Rambla, la calle más conocida de Barcelona, la que no puede dejar de visitar ningún turista cuando llega a la Ciudad Condal, siempre ha sido una calle llena de historias y curiosidades. Hoy os queremos explicar quiénes eran estos dos personajes que se paseaban arriba y abajo por la Rambla.
La Moños:
Seguro que habéis oído alguna vez esta expresión «Eres más famosa que la moños«. A principios del siglo pasado un personaje misterioso se hizo muy popular en la Rambla; el primer misterio empieza por saber el nombre real, todo el mundo creía que se llamaba Dolors Bonella y Alcázar, pero cuando murió, en el registro del hospital consta Dolors Vega y Masana.
Una mujer enigmática y rodeada de secretos, unos afirman que era una joven de buena familia a quienes los padres querían casar con un hombre rico mucho mayor que ella, y como ella no quiso casarse con él, la echaron de casa, la desheredaron e incluso le prohibieron continuar utilizando sus apellidos, quizá dentro de la confusión con su nombre real.
Cuando se fue de casa se colocó de sirvienta en una casa en Gran Vía–Paseo de Gracia, dicen que allí el hijo de la casa la dejó embarazada y tuvo una hija, pero cuando el padre de la criatura marchó a París, los abuelos la despacharon y se quedaron con la niña.
Desde aquel momento «la moños» perdió el oremus como decimos coloquialmente y se dedicó a deambular por la Rambla, siempre acompañada de un abanico tanto si era verano como invierno, mal vestida y comiendo lo que le daba la gente. Con el paso de los años se fue convirtiendo en un personaje muy popular, a pesar de su desgracia, siempre tenía una sonrisa en la boca.
Otras voces afirman que esta historia no es verdad, que lo que tenía era un hijo que fue atropellado por un carro, otros que fue secuestrado, en definitiva lo que parece cierto es que perdió un hijo y de ahí su locura.
Lo que sí está documentado es que «La moños» nació en 1851 en la Bordeta y cuando perdió el hijo se trasladó a vivir en la calle Cadena en pleno barrio chino, actualmente el Raval.
Cuando se levantaba por la mañana, bajaba a la calle a lavarse la cara en una fuente de la plaza del Padró, se maquillaba fuerza, se hacía su famoso moño y dicen que cada día hacía el mismo recorrido, se dirigía, cantante y bailando, por la calle Hospital hasta la Rambla, cuando llegaba a la Ramla de las Flores los paradistas le regalaban una flor y así siempre se la veía con un ramo en la mano.
Dicen que cada día seguía la misma rutina, Rambla arriba, Rambla abajo hasta llegar a su barrio, la Bordeta, de ahí que cuando inauguraron un servicio de microbús con el recorrido desde la Rambla hasta la Bordeta, era conocido no por su número sino por el autobús de «La moños».
Dolores Bonella y Alcázar o Dolores Vega y Masana, murió en 1940 con 89 años, pero el personaje de «La moños» sobrevivió, se hizo un musical e incluso una película donde Julieta Serrano encarnaba el papel de este personaje mítico de la Rambla barcelonesa.
El Sheriff de la Rambla:
Treinta años después de la desaparición de «La moños» apareció otro personaje muy peculiar, Johnny el «Sheriff de la Rambla».
Carlos Doménech, que era su nombre real, nació en Montoro, un pueblo de Córdoba, en 1922. A principios de los 60, como muchos otros andaluces, llegó a Barcelona a hacer fortuna, durante años trabajó en la construcción, hasta que descubrió una nueva forma de vida.
Era un gran apasionado del cine de los westerns, se identificaba con los personajes representados por John Wayne, Gary Cooper o Clint Eastwood en sus películas, tanto que llegó a adoptar su personalidad.
Se vestía como ellos, con grandes botas, cartucheras, la estrella de sheriff y un sombrero cordobés que había llevado de su pueblo, y así poco a poco se fue convirtiendo en Johnny el «Sheriff de la Rambla». En una entrevista concedida a un medio de comunicación dijo:
“Como yo me doy mucho arte y estilo, me di cuenta de que podía hacer lo mismo que hacían los de las películas; sobre todo las del oeste. Y como yo tenía un sombrero de mi tierra, un sombrero cordobés, pues me paseaba con él y ya empezó todo».
Al principio no llevaba pistolas y cuando alguien le increpaba, le disparaba con el dedo; más tarde fue perfeccionando su performance y se compró unas pistolas de juguete. La gente que paseaba por la Rambla y le conocía, solía gritar: «Cuidado, Johnny está detrás del árbol»; entonces él desenfundaba las pistolas y disparaba. Cuando alguien hacía ver que le disparaba a él, se tiraba al suelo, pero siempre se volvía a levantar para volver a disparar, ya se sabe, Johnny siempre ganaba.
Dicen que en aquellos años en el barrio cercano de la Barceloneta había otro sheriff y que un día se batieron en duelo; naturalmente ganó Johnny el «Sheriff de la Rambla», y al de la Barceloneta no se le volvió a ver el pelo.
Aquel personaje que tantas cosas vivió en aquellos años de final de la dictadura y principios de la democracia (1970-1980) desapareció misteriosamente y nadie supo nada más de él.
Fuente: M’agrada Catalunya