Pablo Iglesias ha lanzado la primera iniciativa política de alcance. Lo ha hecho en un marco además muy específico, que ha sido rendir memoria democrática del comunismo español encarnada en, entre otros, el poeta Marcos Ana, a quien se refirió como «es un deber patriótico defender a los héroes y heroínas que se jugaron la vida y la libertad por la justicia social y para traernos la democracia». Iglesias, que especificó que hablaba en nombre del gobierno, dijo que quería que sus palabras fueran una restitución de la memoria del comunismo español.
En este contexto lanzó la iniciativa de un frente democrático formado por la militancia socialista y podemita para defender a la democracia de la amenaza de la ultraderecha y de la ultraultraderecha. La necesidad de impulsar este frente surge del hecho de que, según Iglesias, «nosotros -refiriéndose al gobierno- no podemos ocuparnos de todo; hace falta que la sociedad civil se organice». Con estas palabras se dirigió a las bases de los partidos que configuran el ejecutivo y también a todas las organizaciones de la sociedad civil, pidiéndoles que mantengan la tensión en defensa del estado del bienestar y también en la defensa de la democracia.
Iglesias pide organizarse en los barrios, en las ciudades y los pueblos, y que los estudiantes salgan a defender las universidades, los pensionistas las pensiones y los profesionales de la sanidad a defender la sanidad pública.
No deja de ser una innovación que el gobierno que debe velar por las pensiones, las universidades y la sanidad pública llame a la vez a los ciudadanos a movilizarse en su defensa, porque está en las manos de Pedro y Pablo que ninguno de estos tres importantes componentes del bienestar se vea dañado. Ellos son los responsables y evidentemente no la oposición. Es por tanto un llamamiento y un razonamiento extraño desde la lógica de las cosas.
En todo caso, lo que sí está claro es que Iglesias ha lanzado desde el gobierno la primera gran iniciativa política, la formación de un frente al tiempo que reivindicaba el comunismo como defensor de la democracia.