En las anteriores elecciones, las encuestas daban mayoría absoluta a Theresa May, y se equivocaron con una única excepción, y la líder conservadora perdió primero la mayoría y más tarde el cargo.
En los actuales comicios, el líder conservador Boris Johnson se presenta como favorito, y las encuestas así lo confirman. La media de las últimas encuestas le dan un mínimo del 41% y un máximo del 45%, mientras que en el partido laborista aquellos dos valores oscilan entre el 30% y 36%. La distancia máxima entre ambas formaciones se sitúa entre los 9 y 11 puntos, y la mínima a 5 puntos. Y esta es la diferencia que aportaba la última de las encuestas. Si se observa la predicción de la única empresa que acertó en las anteriores elecciones, Survation, la previsión es bien diferente, porque es la que otorga un máximo porcentaje a los conservadores con el 45%, y solo el 33% a los laboristas de Corbyn.
Hay que recordar que el sistema electoral británico, que funciona bajo el régimen de mayorías por circunscripciones uninominales, hace que sea difícil predecir el número de diputados finales, porque en las circunscripciones donde la relación de fuerzas está más equilibrada, un solo voto puede inclinar el escaño hacia un partido u otro.
El tercero en discordia, siempre perjudicado por este sistema electoral, el partido liberal, puede obtener entre el 9% y el 14%, lo que seguramente se traducirá en una muy escasa representación en Westminster. Todo lo contrario que el partido nacionalista escocés, que con el 4% de los votos a escala del Reino Unido, puede obtener una victoria contundente y llevarse casi todos los escaños de Escocia.