A veces, en verano, suceden cosas. Al margen de las desventuras del Open Arms (aunque indirectamente conectado con ello), una de las noticias políticas estivales, con permiso del Brexit, fue la decisión de Matteo Salvini, viceprimer ministro italiano, responsable de la cartera de Interior y presidente de La Lega, de presentar una moción de censura contra su propio gobierno, presidido por Giuseppe Conte. Algo que no ocurre todos los días. Un gobierno dinamitado desde dentro por intereses puramente partidistas.
Conte compareció ante el Senado para anunciar su dimisión el pasado 20 de agosto y pronunció un discurso contundente contra Salvini y en favor de una forma diferente de hacer política.
Releyendo alguno de los fragmentos del discurso, y una vez que ya sabemos que Conte ha conseguido salvar el gobierno mediante una coalición que parecía imposible entre el Partido Democrático de Matteo Renzi y el Movimiento 5 Estrellas, me he convencido de que ha nacido una nueva estrella en la política europea. Un desconocido y en apariencia gris profesor universitario, católico, de izquierdas (¿sería viable en España un catolicismo de izquierdas?), que nos ha dejado para la posteridad algunas frases e ideas que deberían formar parte del preámbulo de todas las constituciones democráticas del mundo. Y por si fuera poco, ha dejado en ridículo al populista Salvini que aún se está preguntando cómo ha podido fallarle su jugada maestra.
Traduzco directamente (y con cierta libertad) algún fragmento del original en italiano, lengua y cultura que adoro y que tuve el privilegio de estudiar en Barcelona y en Roma hace ya unos cuantos años:
“La política de nuestros días se desarrolla en gran medida en el plano de la comunicación, confiando en un lenguaje simplificado, pero yo garanticé desde el principio que esta sería una experiencia de gobierno que actuaría en nombre de la transparencia y el cambio, y no puedo permitir que esta crisis institucional se acabe consumando mediante conciliábulos secretos, mensajes en las redes sociales, declaraciones en la calle o en plazas, sin posibilidad alguna de debate y discusión. El único lugar donde ese debate público debe tener lugar de manera institucional y transparente es el Parlamento, donde se sientan ustedes, los representantes de la nación y de todos los ciudadanos”
(…)
“La decisión de la Lega de hacer caer el Gobierno para volver a las urnas es para mí muy grave.”
(…)
“Una crisis en pleno mes de agosto implica elecciones anticipadas en otoño. Considerando los tiempos constitucionalmente necesarios para la convocatoria de las cámaras y la formación del gobierno, el riesgo de una larga situación de provisionalidad es muy elevado, ante una coyuntura internacional desfavorable”.
“Esta crisis aparece en un momento delicado en la interlocución con las instituciones europeas: acabamos de comenzar una legislatura (en la Unión Europea) y se están negociando los nombramientos de comisionados y otros cargos. Me comprometí a garantizar un papel central para Italia, en línea con el prestigio y la fortaleza del país. Está claro que Italia corre el riesgo de participar en las negociaciones en condiciones difíciles. Por estas razones, considero la crisis del gobierno como irresponsable. El ministro del interior ha demostrado que persigue intereses personales y de partido.”
“Considero legítimo que un partido político tenga como objetivo aumentar su apoyo electoral, pero para que un sistema democrático persiga el bien común y funcione de acuerdo con criterios de eficiencia, cada partido está llamado a conseguir un equilibrio, filtrando los intereses partidistas a la luz de los intereses generales. Cuando una fuerza política se centra sólo en los intereses partidistas, no sólo traiciona la vocación más noble de la política, sino que termina comprometiendo el interés nacional. Cuando se asumen tareas institucionales tan importantes, al firmar un contrato con los electores e iniciar el gobierno del cambio, uno debe ser consciente de que se asumen deberes y responsabilidades específicos hacia los ciudadanos y hacia el Estado que no se pueden dejar de lado. Hacer que los ciudadanos voten es la esencia de la democracia, instarlos a votar cada año es irresponsable.”
(…)
“En cualquier caso, esta experiencia de gobierno me ha dejado un gran legado y me ha enriquecido enormemente: me ha dado una gran confianza en el futuro de nuestro país. He podido experimentar por mí mismo que, incluso en un contexto complicado, es posible hacer política sin buscar el consenso en las redes sociales, sin tener que depender dramáticamente del titular de un periódico, sin insultar nunca a un oponente político o inventar enemigos en cada esquina. Podré dar testimonio de que, aunque los eslóganes de comunicación política parecen eficaces en lo inmediato, el razonamiento político basado en la fuerza de los argumentos es mucho más eficaz. Podré dar testimonio de que cuando hay que enfrentarse a decisiones dolorosas, también se puede recibir el apoyo de los ciudadanos si les convences de que dichas opciones están inspiradas en la necesidad colectiva y no en el beneficio personal. Podré dar testimonio de que, incluso frente a posiciones opuestas, siempre hay margen para la confrontación constructiva, para llegar a un punto de mediación que no debe entenderse como una vía intermedia, sino como la solución más favorable en interés de los ciudadanos. Podré testificar que, si las tareas de gobierno se viven no como privilegios, sino como una oportunidad para servir al Estado, los sacrificios tienen recompensa, no solo por el amor a la Patria, sino también por el afecto de las personas respetables, que son la gran mayoría. Finalmente, podré testificar que, si asumimos con disciplina y honor el compromiso diario de un cargo público, los ciudadanos también nos perdonarán eventualmente nuestros errores personales. También confirmaré que la política es realmente ese noble arte que permite “seguir caminos de racionalidad en el reconocimiento de la diversidad”. Por último, agradezco a las personas más queridas y más cercanas por los sacrificios a los que las forcé”.
Toda una joya de la comunicación política para conservar, algunos consejos de los que deberían tomar buena nota los partidos en España (todos ellos, en estos tiempos confusos de probable repetición electoral), y, en mi opinión, un nuevo personaje que habrá que seguir muy de cerca.
Ha nacido una estrella. Conte, mi nuevo ídolo.
1 comentari. Leave new
Comentari molt oportú, és el moment dels estadistes, i sembla que Conte ho és. una bona notícia. La molt dolenta per a nosaltres, és que a Espanya els polítics només fan partidisme!!